Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Perdidos bajo el polvo del olvido, se encuentran infolios historiales que registran a San Miguel de las Palmas de Tamalameque como el nombre de nuestro querido terruño, y como siempre, por la pereza ancestral e idiomática en particular recortamos el nombre a su forma simple: Tamalameque.
Igual pasó con Calí, Bogotá y Cartagena, pero su dirigencia y sus hijos prestantes, respetuosos del legado histórico de sus ciudades, retomaron los nombres originales y mediante Acuerdos del Honorable Concejo de sus respectivas pueblos, devolvieron el nombre original a sus urbes: Santiago de Calí, Santafe de Bogotá y Cartagena de Indias.
Perdidos bajo el polvo del olvido, se encuentran infolios historiales que registran a San Miguel de las Palmas de Tamalameque como el nombre de nuestro querido terruño, y como siempre, por la pereza ancestral e idiomática en particular recortamos el nombre a su forma simple: Tamalameque.
Igual pasó con Calí, Bogotá y Cartagena, pero su dirigencia y sus hijos prestantes, respetuosos del legado histórico de sus ciudades, retomaron los nombres originales y mediante Acuerdos del Honorable Concejo de sus respectivas pueblos, devolvieron el nombre original a sus urbes: Santiago de Calí, Santafe de Bogotá y Cartagena de Indias.