viernes, agosto 06, 2010

TAMALAMEQUE ESTÁ ESCRITO CON LETRAS DE ORO EN BOGOTÁ

Desde niño oigo repetir a grandes y pequeños, ancianos y jóvenes: "Tamalameque está escrito en letras de oro en Bogotá". Yo también lo creía, con mucha seriedad confieso hoy, decía lo mismo. Repetía convencido, ésta expresión, como si fuera un axioma, y por tanto, no se tenía porque demostrar. Jamás averigüé si esto era verdad o mentira. Lo di por cierto sencillamente.

Es que los Tamalamequeros somos así. Con una fe ciega en lo nuestro, en el legado histórico-cultural que heredamos de nuestros antepasados. Por eso nunca nos preocupamos de indagar, de buscar las fuentes y orígenes de lo nuestro. Por eso nunca ningún Tamalamequero se preocupó de escribir su propia historia, de redescubrir su propio pasado. Estamos conformes con él, sencillamente pensamos: El pasado está allí. Nuestro pasado ¿para qué? Pensábamos y pensamos en el presente.

Tampoco nos inquieta el Futuro. El pasado nos es –aparentemente− ajeno, pero en realidad lo sentimos tan nuestro que creemos conocerlo al dedillo. Sin tomar conciencia que son 468 años de historia, la cual se ha ido diluyendo, con el paso del tiempo, quedándose tan solo retazos dispersos aquí y allá, los cuales hay que desenredar, para, siguiendo el hilo del ovillo, llegar como Teseo, con la ayuda de Ariatna a salir del laberinto y matar al Minotauro de la duda.

En éstos últimos años, que me dediqué de lleno a investigar sobre el pasado de Tamalameque, es cuando me asaltó la duda sobre ésta afirmación, y me cuestioné la conformidad, e inicié la búsqueda de él porqué de ésta expresión. He buscado por todas partes, he preguntado a muchos y no he hallado respuesta.

Parece que la expresión, es tal vez la distorsión de: "Tamalameque está en el Museo del Oro en Bogotá", pues en efecto, en dicho museo hay una nutrida muestra, de esculturas y joyas indígenas de la Cultura Tamalameque. Veamos lo que dice AGUADO refiriéndose a los habitantes de la antigua población de Thamara o Tamalameque:

"Los vecinos de éste pueblo por mayor parte labran oro, e tienen sus forjas, e yunques, e martillos, que son de piedra fuerte: Algunos dicen que son de metal negro a manera de esmeril. Los martillos son tamaños como huevos o más pequeños, e yunques tan grandes, como quezo marroquí, de piedras foríissimas: los fuelles son unos canutos tan gruesos como tres dedos o más, y tan luengos como dos palmos. Tienen unas romanas sotiles con que pesan, y son de un hueso blanco, que quiere parecer marfil; y también los hay de un palo negro, como ébano. Tienen sus muescas e puntos para crescer e menguar el peso, como nuestras romanas; pesan en ellas desde pesso de medio castellano, que son cuarenta e ocho granos, hasta un marco, que son cincuenta castellanos, que es ocho onzas no mas; porque son pequeñas romanas".[1]

El adelanto del indígena nuestro, en cuanto a la fundición del oro, era asombroso, por tanto, no es de extrañar que abunden estas piezas en el museo del Oro en Bogotá. Lo cual probablemente dio pié para la distorsión de la expresión y con el paso de los años quedó en la conciencia colectiva del Tamalamequero como: "Tamalameque está escrito en letras de oro en Bogotá".

No he podido encontrar otra respuesta razonable a la expresión y me resisto a creer que nuestros abuelos nos metieron un golazo con ésta. Para mí siempre "Tamalameque está escrito en letras de oro en Bogotá". ¡No se discuta más!


[1] RANGEL PAVA, GENECCO, op. Cit., pp. 38-39.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Respetado y admirado Diógenes.

Movido también por la curiosidad y aprovechando un domingo de hace dos o tres años -los domingos la entrada es gratis-, me adentré en los múltiples recobecos del fascinante MUSEO DEL ORO, ubicado en la Calle 16 con Carrera 6 de la Capital de la República, con el firme propósito de descubrir y confirmar dónde estaba escrita la famosa frase que mencionas.

Sin el menor ánimo de restarle peso a tu contundente conclusión:¡No se discuta más!, debo confesarte que después de varias horas de recorrer el Museo, no encontré en ninguna parte que se hiciera referencia a Tamalameque en tales términos. De ello es testigo mi hija Wendy Lorena, quien me acompañó.

Aunque no me atrevo a ser tan categórico como tú, sí me arriesgo a afirmar que la frase textual como la describes, no existe en el recinto del Museo del Oro de Bogotá.

Aspiro a que mi humilde opinión sirva, no de punto final al tema, sino de punto de inspiración, motivación y de nueva partida para que otros paisanos y paisanas se interesen, indaguen y desmientan o confirmen la veracidad de dicha frase.

YURI ACUÑA AMAYA
Libre pensador
Bogotá, Colombia.
29 de enero de 2012.

Diógenes Armando Pino Ávila dijo...

Yuri, gracias por tu aporte, ojalá todos los tamalamequeros tuviéramos esa inquietud de averiguar sobre lo nuestro. Un abrazo