Por: Diógenes Armando Pino Ávila
En estos días en que la
indignación me ha llevado a denunciar actos de corrupción, negligencia y malas prácticas
administrativas en mi pueblo natal, he tenido también la oportunidad de conocer
el pensamiento de nuestra gente y a pesar de haber vivido toda mi vida en
Tamalameque y conocer a mis paisanos, todavía no deja de sorprenderme la forma
como reaccionan ante el abuso de poder, el despilfarro y el mal manejo de los
recursos públicos.
Hemos hecho una serie de denuncias
públicas sobre temas documentados de manera irrefutable, con fotografías, facsímiles
de documentos públicos, pantallazos tomados de la página de contratación administrativa
y otras fuentes de entero crédito, las hemos firmado con nuestro propio nombre,
dando la cara, de frente, con valentía, con nobleza, lo hemos hecho a través de
las redes sociales, lo hicimos con el fin de que la ciudadanía de este pueblo
despierte y se sacuda del adormecimiento que padece, que pierda de una vez el
conformismo de esclavo vencido. Lo hemos hecho con la esperanza de que la
estirpe de nuestros ancestros vuelva por sus fueros y que estas generaciones de
tamalamequeros levanten la cabeza con dignidad y griten al unísono un ¡Basta
ya! que se escuche en toda la comarca.