jueves, julio 29, 2010

LAS PRENDAS DEL CRISTO

Por: Diógenes Armando Pino Avila
Tomado del libro: Tamalameque historia y leyenda
Debido a la gran cantidad de Milagros que el Cristo realizaba, los feligreses en agradecimiento cumplían su "manda" (pagamento) honrándolo con prendas de oro alusivas a su favor. Esto hizo que se juntara gran cantidad de prendas engrosando el patrimonio físico del Cristo. Entre " Las prendas del Cristo" −que eran muchas, por cierto− se contaba, con una corona pesada de oro y plata, una ballena de oro con incrustaciones de esmeralda, la figura de un pene (tal vez recuerdo de alguna impotencia o una venérea curada milagrosamente), amén de medallones, anillos, crucifijos, figurillas de vacas, toros, caballos, etc.

Era de conocimiento público, para el Tamalamequero la existencia de éste tesoro de incalculable valor, como también se conocía por todos, que el custodio era don Eloy Mejía, honesto comerciante de la localidad, quien celoso guardaba "Las prendas del Cristo" en un viejo baúl de madera −más parecido a un cofre pirata− que le fabricó para tal efecto el carpintero Cantillo, antes de que se envenenara en una borrachera donde tomó alcohol impotable a falta de ron.

Alguien -no se sabe quién- armó la alharaca por las emisoras de El Banco y Aguachica, enterando de esto a los extraños.

Ante toda ésta problemática, la junta católica, las hijas de María, las hermanas de Corazón del Jesús, los nazarenos, el cura, el Concejo, las acciones comunales, el comité cívico, la defensa civil y todo organismo gremial de Tamalameque, se reunió, debatiendo el caso. Primando la argumentación de que era un peligro tener tamaña fortuna, guardada en un baúl, bajo la cama de la niña Tiburcia, esposa de don Eloy decidiendo valorarlas y darlas en depósito a la Caja Agraria de la localidad. Poco tiempo después, el 20 de marzo de 1.975, un grupo de 4 hombres armados, quienes dijeron ser miembros del ELN. se las llevaron de la caja Agraria, en un asalto sin precedentes.

Algunos maliciosamente, acusaban al cura. El cura acusaba a la comunidad, la comunidad acusaba a quien informó por las emisoras, en un "tiraquejala" que no aclaraba las cosas. En tanto, los jóvenes estudiantes de la época, parodiaban la conocidísima "Custodia de Badillo" del Maestro Rafael Escalona:

"El pueblo de Tamalameque
se ha puesto de malas,
de malas porque sus reliquias
ya se las robaron.

Con cuatro cuarentaicinco
En la puerta de la caja
se llevaron las prendas del Cristo
y también las empleadas.

(Coro)
Se las robaron...
se las robaron,
se las robaron ya se perdieron
se las llevaron de la Caja Agraria
junto al cajero y tres secretarias..."

Después, nunca más, nadie dijo nada. Años después, Abigaíl Palma y Edgardo Duncan, el primero, esposo de una nieta de don Eloy y el segundo nieto del honrado custodio, al heredar el antiguo caserón donde vivió don Eloy con su familia, desbarataron el cielo raso de tablas de cedro y ahuecaron el patio, buscando tesoros escondidos u otro objeto de valor, no encontrando nada. Ellos nunca creyeron en el abuelo!

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