miércoles, agosto 20, 2008

Leyendo a Gary Hamel

Por: Diógenes Armando Pino Avila
Leyendo el último libro de GARY HAMEL, profesor del Harvard Business School, “EL FUTURO DE LA ADMINISTRACIÓN”, a más de sus innovadoras teorías donde alienta a innovar la administración, encontré un pasaje que me llamó poderosamente la atención y me llevó a abandonar mi inquietud intelectual por la administración moderna y asumí mi inquietud sentimental por Tamalameque y me acordé de la juventud tamalamequera. Esa juventud que marchita sus años en nuestro pueblo, ahogando su desesperanza en el alcohol, matando el tedio a hondazo limpio con la piedra de su amargura, apretando desesperadamente el cuello de la pobreza tratando asfixiarla en un esfuerzo de subsistencia.

Si, recordé a esos jóvenes nuestros, que todavía creen que Tamalameque es el universo, ya que no han tenido la oportunidad real de asomarse a la ventana del mundo para ver su infinitud, esos jóvenes que deambulan por nuestras calles tratando de sofocar el tedio y la abulia con grandes dosis de mamagallismo sano, esas jóvenes hermosas y bien dotadas que asisten al paso inexorable de los días, presintiendo su futuro en la casa de sus padres o suegros amamantando de sus pechos a bebes ignotos que reemplazarán en el futuro de los tiempos a los jóvenes de ahora.

El cuadro que vi es desolador, y me estremecí de sentimiento cuando Gary Hamel citando al biólogo Stuart Kauffman de la Universidad de Oxford y su “paisaje adaptativo” con los que describe los limites del progreso evolutivo, pues en la cordillera alegórica de Kuffman, los picos más altos representan los niveles superiores de los logros de la evolución. A medida que una especie se adapta y cambia remonta picos cada vez más altos en ese “paisaje adaptativo”. Al comienzo, dice Hamel, citando a Kuffman, partiendo de un valle profundo, todos los senderos suben, pero a medida que una especie evoluciona, el porcentaje de terreno que tiene ante sí comienza a disminuir. Con el tiempo hay menos y menos rutas que lleven hacia arriba y muchas más que llevan hacia abajo. Como resultado el ritmo de la evolución se torna más lento. En un paisaje expansivo, es decir, un paisaje salpicado de muchas rutas posibles, es probable que una especie determinada pueda escalar el equivalente evolutivo del K2 o del Kanchenjunga. Lo más probable es que su recorrido serpenteante termine en la cima de un pico local –un peñasco que es apenas una sombra de la montaña que se perfila en el horizonte.

Aquí vi a nuestros jóvenes en la siguiente perspectiva: Inician la básica primaria, y para ello deben ayudar a la manutención del hogar, vendiendo en las calles algunos productos (bollos, yuca, plátano, pescado, etc.), lo que hacen sacrificando a veces horas o jornadas completas de estudio, otros acompañan a sus padres en agotadoras jornadas de pesca o labores del campo.

Llegan al bachillerato e igual deben apoyar la economía familiar, en esta etapa lo hacen con mayor dificultad, pues el horario de estudio y la disciplina es mas exigente, esto conlleva a una gran deserción, agravada por la pérdida del año escolar, debido a las malas calificaciones producto de la inasistencia por razones del trabajo que debe realizar para ayudar a su hogar.

Deserta o termina el bachillerato y le quedan dos caminos: Uno continuar en la Universidad o un Centro Tecnológico y dos vincularse al mercado laboral vendiendo su fuerza de trabajo. Generalmente optan por la última, ya que por problemas económicos no puede continuar en la Universidad; si es osado y sale de la parroquia en busca de estudios se vincula de todas maneras al mercado laboral para proveerse de los recursos necesarios, con el agravante de por ser bachiller agropecuario su campo de desempeño en la ciudad es limitado o nulo y se ve obligado a realizar los más disimiles trabajos, los que generalmente son mal retribuido, terminando el joven prisionero en el trabajo y los problemas citadinos.

Algunos con suficientes agallas, algo de suerte y una buena orientación logran iniciar estudios universitarios, pero los vicios de la ciudad lo atrapan terminando su asistencia a la universidad, por problemas económicos o perdida del trabajo.

Una muy, pero muy reducida minoría logra terminar, pero por los problemas del país terminan laborando en otras actividades ajenas a su profesión, con unos salarios ridículos y los más suertudos y arrojados logran engancharse en alguna empresa y trabajan con relativo éxito.

Podemos observar la multiplicidad de caminos que se trazan en el ascenso en búsqueda de una movilidad social dentro de la pirámide de amplísima base y agudo vértice de la sociedad, y vemos como los caminos se van angostando cada vez que se tiende a escalar más alto dentro de la pirámide social. Pero vemos también como esa multiplicidad de caminos sirven de regreso a Tamalameque y a la pobreza. Pues la tendencia generalizada es volver a nuestra Patria Chica en busca de refugio a nuestras angustias y sustento a nuestras necesidades.

Será que no podemos los tamalamequeros iniciar un proceso de concientización en nuestros jóvenes, para mostrarles, que si se puede, que es posible escalar la montaña con relativo éxito? Será que, al igual que en Chiriguaná, el joven nuestro sienta que hay un reto y un compromiso histórico para llegar a la profesionalización?

Pensemos, hagamos equipo, generemos propuestas, elaboremos proyectos, en fin hagamos lo que sea por ayudar a nuestra juventud a salir del letargo en que se haya sumergida. Presionemos a las autoridades locales, gestionemos ante el alto gobierno, conformemos un comité de alto nivel tamalamequero que promueva ideas para el desarrollo social de nuestra gente y sobre todo de nuestros jóvenes.

Por amor a Dios, actuemos! Todavía estamos a tiempo.

Buenas noches.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que comenzar la labor ahora, bien Pino, por ahí es la cosa

Anónimo dijo...

PORQUE EL SILENCIO?
PORQUE TENEMOS TEMOR A PRONUNCIARNOS?
PORQUE NOS CUESTA AYUDAR A LOS PAISANOS?
HASTA CUANDO?
"HEMOS TENIDO UN SILENCIO MUY PARECIDO A LA COBARDIA"
¡¡¡¡DESPERTEMOS!!!!!

Anónimo dijo...

Diógenes y potenciales lectores.

Tu llamado urgente y desesperado toca la fibra.

La falta de oportunidades para que nuestros jóvenes se capaciten y se vinculen al mercado laboral en condiciones dignas, es una dolorosa realidad.

Sin embargo, no debemos perder de vista que ninguna comunidad mejora su situación, si no existe a su interior la férrea y decidida voluntad de querer cambiar. Por lo tanto, mientras nosotros los tamalamequeros no cambiemos de mentalidad y de actitud frente a la vida, será muy difícil transformar esa realidad, no obstante los esfuerzos que se llegaren a hacer desde los diferentes actores involucrados en la problemática.

Mientras en la mentalidad y el comportamiento de nuestros coterráneos (niños, jóvenes y adultos) prime el facilismo, la ley del menor esfuerzo, la chabacanería y "la guachería", será mucho más difícil que el entorno les dé cabida. Lo más seguro es que siempre sean excluidos de los procesos y las oportunidades que implican beneficios.

¡EL CAMBIO COMIENZA POR UNO MISMO, SOY YO EL QUE DEBO DAR EL BUEN EJEMPLO A LOS DEMAS MODIFICANDO POSITIVAMENTE MIS ACCIONES!

Solamente la sumatoria de esos pequeños cambios individuales, conducirán a la transformación positiva de la comunidad, y posteriormente, a la construcción de una organización societal digna de la raza humana, cimentada en el permanente RESPETO hacia mí mismo y hacia el otro, visto ese otro como mi par, como mi igual, nunca como alguien por encima ni por debajo de mi.

Lamentablemente nuestros jóvenes están muy lejos de comprender esta situación, y para colmo de males, no reciben una educación y formación apropiadas desde el hogar, la escuela y el colegio. Para nadie es un secreto que nuestros hogares presentan muchas falencias, toda vez que no educamos ni formamos a nuestros hijos, sino que escasamente los criamos. Los valores y principios éticos y morales brillan por su ausencia al interior de los hogares, los padres y adultos no damos buen ejemplo de vida a los menores.

Ante este panorama tan negativo, es apenas lógico que nuestros hijos sean lo que son; y si le agregamos los pésimos ejemplos que han recibido de personas venidas de afuera en los últimos tiempos y que tanto daño le han hecho a nuestra juventud, la situación se torna peor. ¿les suena un tal PABLO EMILIO DIAZ?

Como verán, la tarea es difícil y el reto todavía mayor. Pero aún así, debemos comenzar desde ya a generar esos pequeños cambios individuales para tener la esperanza de que algún día nuestra gente, la comunidad y la sociedad en su conjunto, también cambien, convirtiendo el mundo que otros nos han construido a imagen de sus intereses mezquinos, en un verdadero "paraiso de vida".

Un fraternal abrazo de tamalamequero.

YURI ACUÑA AMAYA
Libre pensador

Bogotá, 25 de agosto de 2008.

Anónimo dijo...

“Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”
Vladimir Lenin.
Estoy tambien, dispuesta a contribuir para que nuestros jóvenes cambien de aptitud, en cualquier espacio.
Por ello ante la cantidad de paisanos interconectados en facebook coloqué este tema de reflexión, y no hay respuesta, pero no hay que desfallecer. con uno que cree conciencia, otro lo sigue; y asi en un futuro no podrán dejarse sorprender. Primer mandamiento de la administraciòn Moderna segùn GARY HAMEL.
Un saludo para todos.
Martha Patricia