jueves, agosto 28, 2008

El Instituto Técnico Agropecuario de Tamalameque como generador de cambio en la actitud del tamalamequero ante el futuro

Por: Diógenes Armando Pino Avila


Para ubicarnos en la realidad socioeconómica del municipio, permítanme hacer una aproximación histórico-geográfica de un pueblo de 464 años llamado Tamalameque.

Empezaremos contando que estamos situados en la zona centro sur del departamento del Cesar, enclavados a la margen derecha del río Grande de La Magdalena, insertos en la sub-región denominada “Depresión Momposina”, esta ubicación con respecto al río nos da como pueblo unas connotaciones históricas, culturales y sociológicas muy diferentes a los demás pueblos del departamento del Cesar.

Al ahondar en la parte sociológica y cultural, encontramos que hacemos parte de “la cultura riana”, es decir del río, cultura esta que los sociólogos han dado en llamar “Cultura Anfibia”, caracterizada por depender del río Magdalena como fuente generadora de vida y de trabajo.

Muy a pesar de que el departamento del Cesar tiene como máximo exponente de su cultura y su folclor a la música vallenata, nosotros los pueblos de la Depresión Momposina, si bien es cierto la escuchamos y nos deleitamos con ella, tenemos muy claro que lo nuestros son las tamboras.

nuestras costumbres, cultura, folclor, creencias, en fin toda nuestra cosmogonía proviene del zambaje, nacida del cruce racial de los indios Chimilas que poblaron desde siempre nuestro territorio y el negro traído del África lejana e introducido como boga en el río (me refiero a Tamalameque).

Ahora bien, conocidos estos aspectos es bueno puntualizar que Tamalameque fue fundado por Lorenzo Martín un adelantado de Ambrosio Alfinger en el año 1544, es decir, este es un pueblo con una antigüedad de 464 años, lo que le da una historia y una tradición antiquísima.

El territorio nuestro tiene una riqueza hídrica importantísima, basta decir que estamos situados a la margen derecha del río Grande de La Magdalena y que nuestro territorio está poblado por una gran cantidad de humedales y ciénagas, entre las que se cuenta La ciénega Achiotal, Las Bolsas, Los Caballos, Alfaro, Combú, La Sahaya y la ciénaga de Zapatosa una de las más importantes y grandes de Colombia.

Esto muestra las dimensiones de nuestra riqueza hídrica y por tanto de las potencialidades piscícolas de nuestro territorio, lo que hace que el grueso de nuestra población se dedique a la pesca artesanal, con las implicaciones económicas que esto acarrea, tales como la intermediación, la incertidumbre del mercado y los problemas ecológicos de devastación de manglares, aniquilamiento de flora y fauna, etc.

Otro sector de la población se dedica a la agricultura y otro a la ganadería, pero para hacer una aproximación a esta franja poblacional hay que entender como ha cambiado la tenencia de la tierra en los últimos 40 años:
EL PASADO
Los nativos de Tamalameque siempre fueron propietarios de la tierra productiva, es decir, la tierra estaba en manos de nuestros abuelos, eran fincas de 80 a 150 hectáreas aproximadamente dedicadas al ganado de cría en forma extensiva y alguna pequeña porción de esa finca dedicada al cultivo de productos de pancoger

Con la construcción, primero de la carretera Troncal que comunica al interior del país con la Costa Atlántica, en los años 50s y luego con la construcción del ferrocarril, se deprime el río Magdalena como arteria fluvial y eje del transporte colombiano, por tanto muere el puerto y estanca el comercio en Tamalameque.

Esto trae consecuencialmente el desánimo de nuestros abuelos y la pérdida de interés por mantener las pequeñas fincas, es decir, no estábamos preparados para el golpe mortal que la troncal y el ferrocarril le dieron nuestro río, a nuestras vidas, a nuestro pueblo, a nuestra economía y a nuestras ilusiones.

Este desánimo los lleva equivocadamente a enajenarse de sus tierras y a mediado de los años 60s, comienza la venta masiva de las mismas, a personas adineradas venidos del interior del país, que a un bajo costo aprovechan la feria, haciéndose dueños de la mayor cantidad de la tierra productiva de nuestro municipio. Es decir se concentra gran cantidad de tierra en pocas manos dando origen a un fenómeno de latifundismo.

Con el cambio de dueño, la tierra productiva se dedica a la ganadería intensiva, desplazando al tamalamequero, quien quedó relegado a un comercio moribundo y a la pesca artesanal, menguando así en forma drástica la economía de las familias nativas.

En la década de los 70s, se inicia en Colombia un movimiento de invasión de latifundios, impulsados por las Asociaciones Campesinas de Colombia, es así que Tamalameque se convierte en el municipio de mayor conflicto agrario en el Cesar y con el nombre de “recuperaciones” se inicia y propicia la invasión de los latifundios tamalamequeros.

Lo grave de esta situación, es que por cultura, el tamalamequero tiene un acendrado respeto por la propiedad privada y toma la decisión histórica de no participar en las invasiones de tierra, esto hace que campesinos venidos de otras latitudes: Santandereanos, cordobeses, sucreños, etc. Lleguen a nuestro terruño e invadan los latifundios y se apropien por la fuerza de toda la tierra productiva de Tamalameque.

Con todo este sombrío panorama económico, el tamalamequero perdió la visión de futuro, perdió la visión de empresa y de negocio y sucumbió a la desesperanza, sobreaguando en medio de la incertidumbre económica, sin un norte que le mostrara el mejor camino para llegar al puerto seguro del mañana de los tiempos.

EL PRESENTE
Hoy, en el nuevo milenio las cosas tienden a cambiar, o por lo menos se perfilan así. Los campesinos agrupados en tres cooperativas, aprovechando los planes gubernamentales, han conseguido créditos asociativos y se han embarcado en la empresa de transformar la economía local.



EL FUTURO
Todo el anterior panorama hace que a través de la Institución Educativa Instituto Técnico Agropecuario de Tamalameque, empecemos a vislumbrar escenarios de futuro y aprovechando el programa de articulación con el SENA se debe comenzar a replantear su quehacer pedagógico y de formación, implementando un proyecto productivo que ya consta de 10 hectáreas de palma de aceite, el cual hay que complementar con un proyecto pedagógico, y es que, preocupados por la actitud de conformismo de nuestra población, que ha quedado inmersa en el estado de letargo y desesperanza, creemos necesaria la intervención de nuestra institución, como proveedora de educación y forjadora de cultura.

Por ello planteamos como propuesta, que a partir de los programas de articulación con el SENA se haga la transversalidad curricular y mediante el análisis y la reflexión pedagógica el profesorado asuma una actitud de compromiso profesional y de entrega y de cara a la realidad planteada empiece a vislumbrar escenarios de futuro, donde el alumno de la institución adquiera como perfil, el de Un bachiller técnico agropecuario con énfasis en el cultivo de Palma de aceite, pero con los elementos conceptuales, los conocimientos, la actitud y temple de emprendedor, capaz de gestionar su propia empresa y de construir y realizar su propio proyecto de vida.

Por tanto es necesario, replantar el Proyecto Educativo Institucional (PEI) de nuestro colegio, con miras a hacer los ajustes necesarios que permitan alcanzar esta nueva meta. Para ello es necesario partir de unos ejes temáticos que integren y articulen el currículo con miras ha mejorar los estándares y a ajustar las competencias en las cuales queremos preparar a nuestro alumnado.

Ello, lo anterior, conlleva a un cambio de actitud de todos, directivos docentes, profesores, técnicos, personal administrativo, alumnos, padres de familia y comunidad en general en el sentido de asumir el reto del cambio de actitud frente a la vida. Interiorizarnos cada vez en que tenemos capacidades, potencialidades y alcances positivos que permitirán hacer de nuestra juventud, unos ciudadanos emprendedores, con deseo de triunfar en la vida.

Para esto planteamos un cambio postural del docente en el sentido de apropiarse de un discurso pedagógico diferente, que este a tono con esta nueva realidad que queremos construir. Que su metodología cambie, que su didáctica mejore, que asuma formas escriturales de su quehacer, que permitan sistematizar su accionar, hacerlo más técnico, más científico.

Naturalmente, para lograrlo se requiere, que el personal que labora en la institución asuma con responsabilidad el rol que le corresponde, integrándose desde su área de trabajo a la consecución de las metas trazadas. Por tanto es necesario, partir primero que todo en la asunción de la identidad institucional, sentirse parte integral del proceso, sentirse dueño de la institución que a la postre es de todos.

Luego de esto, implementar una serie de herramientas que permitan la coherencia entre el decir y el hacer dentro de la institución. Para ello planteamos los colectivos de maestros donde se discuta y reflexiones sobre todo la problemática descrita y a la luz de esa reflexión, se desarrollen e implementen unos proyectos pedagógicos y de aula que permita, entre todos forjar el cambio de actitud que conlleve a mejorar el quehacer pedagógico y que este cambio se refleje en la formación de nuestros jóvenes emprendedores, que harán posible el cambio económico, social y político de Tamalameque.

Con esto pretendemos dar un vuelco a la mentalidad del tamalamequero, romper su actitud conformista, propiciar el redescubrimiento de sus potencialidades, dar un impulso rotundo hacia una nueva concepción del mundo y de la manera de enfrentar la vida. Catapultarlos hacia una actitud proactiva que permita enfrentar el futuro y los retos de hoy con la firmeza y la seguridad de que el futuro es promisorio, y que con ganas y tenacidad la prosperidad volverá a sonreír para Tamalameque y sus gentes.


Para ello han emprendido la conformación de empresas asociativas tales como COOYUTA, la cooperativa de cultivadores de yuca de Tamalameque, quienes con la ayuda departamental montaron una planta procesadora de yuca en la cabecera municipal, esta todavía no a arrancado en cuanto a producción.

Otras son las Cooperativas de Palmicultores de Tamalameque COOPALTA y La Cooperativa Comercializadora Integral Campesina COOCIC, quienes ya tienen sembrado en la actualidad 1.172.5 hectáreas de palma de aceite en plena producción y proyectan la siembra de 1.000 hectáreas más.


Lo anterior, más la compra masiva de tierras que la empresa Palmeras de Tumaco hace a la margen izquierda del río Magdalena en el departamento de Bolívar frontero a Tamalameque, donde se proyecta cultivar 10.000 hectáreas de Palma de aceite hacen que veamos el futuro de Tamalameque con un optimismo cauteloso.

4 comentarios:

COOPERATIVA CAMPESINA INTEGRAL DEL CESAR COOCIC dijo...

creo que el blog en su relato historico es muy importante,pero muestra el autor cierto desprecio y execivo regionalismo al referirse a las personas que vinieron de otras zonas del pais hacer patria y a contribuir a formar un nuevo municipio.La gente venida de otras zonas han hecho a tamalameque grandes aportes:procesos de organizacion comunitaria,a porte a una nueva cultura politica,emprendimientos empresariales que han hecho renacer la actividad comercial en tamalameque,esdpiritu de lucha,liderazgos con compromiso social.

Anónimo dijo...

Y a robá tierra.

Diógenes Armando Pino Ávila dijo...

Conozco, La Cooperativa Integral Coocic, de hecho fui socio fundador. Lo que me extraña es que una persona jurídica emita un juicio de valor y además temerario y carente de sentido. Pues en ningún momento, dentro del texto del artículo, muestro desprecio ante los foráneos.
El espíritu del escrito es mostrar las oportunidades que tienen los jóvenes tamalamequeros, siempre y cuando la educación apunte hacia el sector productivo, pero por procedimiento y técnica escritural, debía hacer un introductorio histórico, para situar al lector en el tema. Para ello expliqué el proceso de tenencia de la tierra y los cambios históricos dentro del contexto tamalamequero. En ningún momento traté mal a nadie, le recomiendo a La Cooperativa Coocic o a quien se haga llamar así hacer una re-lectura.
Lo del aporte a las costumbres políticas y a la cultura y demás por parte de los foráneos es sujeto de estudio y discusión, más adelante haré una nota sobre el particular.
"Hay que mirar el elefante y no las pulgas que carga"

jorge david cubillos imbrechts dijo...

No veo ningún desprecio por parte del autor, solo una breve reseña necesaria para explicar la implacable evolución histórica de nuestra economía, dicho esto por la descripción acertada del autor a referirse de la ocupación de los latifundios, adquiridos por ajenos a nuestro terruño, pero que de alguna forma han contribuido en un todo para el crecimiento cultural de nuestra sociedad.